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He empezado este año con el compromiso y la ilusión de andar en mi proyecto. Es un propósito y un santo placer entrar en él y aprender cada día de todo lo que leo, de la gente que me hace crecer en él. Me lo planteo como una oportunidad para dedicarme, disfrutarlo, mejorar y, sobretodo, ayudar a los demás.

¿Y cómo os puedo ayudar yo?

Me siento preparada para compartir lo que sé sobre educación, sobre crecimiento personal. Sé cómo sacar brillo a aquellos rincones llenos de polvo que todos tenemos. Bien sabéis que con los años nos vamos acomodando y conformando con la vida que llevamos, sacrificando pequeños placeres, pequeños deseos que antes veíamos posibles y ahora vemos lejanos. ¡Vamos, no hay para tanto! Los tenéis ahí, bien cerquita. Es cuestión de dar un par de pasos. Me siento con ganas de estirar de vosotros siempre y cuando vosotros estéis decididos a andar.

Yo no tengo ninguna prisa. Para mi esto es un espacio de crecimiento o lo que podría llamar slow growth. He aprendido a bajar pulsaciones y a caminar segura pero sin grandes prisas. A pararme a disfrutar de los pequeños logros y de los descubrimientos. He aprendido un poco a la fuerza. Ser mamá te enseña cosas. Una ha sido esta, crecer lento, disfrutando del camino. Y, sobretodo, no pasar cuentas a nadie de ello. Saber que trabajo comprometida con lo que hago, exigiéndome lo que pueda dar en cada momento. Porqué ahora el tiempo que tengo ya no es solo mío. Y aprender a relacionarme de otra forma con el tiempo.  Y, os aseguro, que me aporta una calma interior que hacía tiempo que deseaba sentir.

Entonces, ¿te atreves a caminar? Date una vuelta por mi web, seguro que algo te encaja con lo que necesitas y cuando lo encuentres, ¡hablamos!

Gritas y no te oigo, pero grita que te escucharé. Te daré tiempo para que te expreses, para que me expliques. Puede que lo hagas gritando. Puede que calles y me mires. Hazme una señal y me sentaré a esperarte. Te escucharé. Te dedicaré minutos, horas, días si es necesario para que puedas hacerte oír entre tanto ruido, entre tanta gente. Pero de tí espero que grites y que hables.

A veces el que más grita no es el que más dice. A veces el que nunca grita es el que desea hacerlo más. No hay una fórmula establecida para determinar si el que calla es porque algo esconde o si el que grita es porque tiene la necesidad imperiosa de explicar al mundo grandes cosas. Puede ser, simplemente, una falta de educación, una manera habitual de comunicarse con los demás. Puede que no tenga cosas que revelar.

Sebastian. Sony World Photography Awards 2012

El hecho es que no sabemos ver las señales que los demás nos mandan cuando no saben hacerlo de otra manera, cuando les faltan herramientas para venir y decirnos: ‘Necesito hablar contigo. Algo me preocupa. No estoy bien.’ Y si hablamos de adolescentes o niños…¡ya ni te cuento!

Los humanos somos una especie realmente complicada en este sentido. Vivimos aparentando. Crecemos demostrando. Permanecemos en estados indeseados por agradar a algunos. Y no nos escuchamos. Y lo mismo pasa con los demás. Y no vale hacer una fotografía del que grita y colgarla con los que fotografiaste gritando. Vale indagar y conseguir que deje de hacerlo. Que sepa expresar. Que hable.

Saber mirar, observar y escuchar al otro es una habilidad que puedes tener integrada en tu manera de hacer o puedes, sin más, carecer de ella. Lo que está clarísimo es que se puede aprender y aplicar en tus relaciones personales desde ya. Hoy mismo. Entras en un nuevo nivel personal. Entras en la piel de otro.

Hace un par de días me cruce con un viejo amigo que hacia muchísimo que no veía. Me quedé muy sorprendida de cómo la vida le ‘ha tratado’. Le encontré desmejorado, muy desaliñado. Desprendía una áurea de desencanto por todo, de pocas ganas para nada, de muchas horas echado en un sofá fumando y dejando pasar las horas. Me entristeció verle tan abandonado. Tuvimos una conversación banal, con sus tópicos y típicos temas de estas épocas navideñas. Nos despedimos . Nos alejamos. Nos perdimos de vista. Me queda la sensación gris, pesada, y hasta diría agria, de haberle visto. Aun ahora, un par de días después, cuando le recuerdo, me sobreviene negatividad y pesimismo demasiado viciado para salir de él después de una noche de reflexión. 10891603_10152971408450692_4142054066625492651_nY de este encuentro se generó una conversación. El gran debate giraba en torno a la idea de si, genéticamente, los humanos éramos capaces de mejorar, de aportar calidad a nuestros genes, con simples cambios diarios en nuestras rutinas. De si las generaciones futuras podrían estar dotadas mejor por habernos cuidado más en la actualidad, tanto física como psicológicamente:

  • mejorando la alimentación,
  • procurando una visión positiva de las cosas que nos pasan,
  • desarrollando actitudes que generen pro-actividad y exigencia personal,
  • sociabilizandonos,
  • haciendo deporte y, de este modo, reduciendo el sedentarismo,
  • dando peso a tu YO emocional y mimarlo,
  • etc.

En conclusión, llegar a una realización personal, la ambiciosa misión que no debemos obviar ni subestimar.

En mi opinión, creo que tenemos una responsabilidad para los que vendrán. Pero si eso no es un motivo suficiente para sensibilizarte sobre ello. Hazlo por ti y tu bienestar personal. Esto siempre funciona.

¡No te abandones! ¡Exígete retos diarios que te activen y te hagan sentir bien. No dejes de levantarte pronto y desayunar sano. Arréglate simplemente para ti. Habla de las cosas que te pasan. A los demás también les pasa. No te rindas. ¡Muévete! 1604731_10152847055765692_7971805415101487946_n

Queridos Reyes Magos,

este año voy a pedir lo mismo que el año pasado y que el anterior. Que todo continúe como está, que siga viviendo tan bien como vivo, que la gente que quiero siga igual de sana y que tenga cerca personas que me quieran, como siempre las he tenido.

MCDSEYE FE008

Os pido felicidad como la que he disfrutado siempre. Os pido que siga sabiendo agradecer las cosas buenas que el día me regala y que las más pequeñas me parezcan enormes. Porque se dice por ahí que la gratitud reporta bienestar físico y emocional. Y si no lo crees, ¡pruébalo!. Que me ría de mi misma cada vez más. Que cada minuto me importe menos las vidas ajenas. Que opine menos de lo que no sé. Que pregunte y pregunte. Que toque y abrace más de lo que lo hago. Que sepa decir ‘no tengo ni idea’ con ese punto de curiosidad y que no me sienta rara por ello. Que continúe encontrando soluciones a los retos y que no me ahogue en un vaso de agua. Que sepa pedir ayuda y que ayude más que pida. Que mime. Que sea más generosa, menos egoísta. Que mi epicentro sea la vida del de al lado y que de él sea el mío.

https://www.youtube.com/watch?v=aRClKfkrAzM

Os pido todo esto que no pesa. Y, sobretodo, que a otros también se lo podáis llevar.

La concepción que uno tiene de su trabajo le condiciona el resto de la semana. A muchos, incluso, las tardes de los domingos. Por lo general, esa tarde es tomada como el previo a una semana pesada, larga lenta. Cada uno pierde o gana esa tarde en función de su perspectiva laboral.

Nat Farbman

Nat Farbman

Existen, por ello, diferentes maneras de relacionarnos con el trabajo. Están aquellos que lo consideran una manera de poder pagar las facturas y gastos fijos mensuales. Otros, unos pocos, lo consideran como una carrera profesional, aportando algo más de interés y motivación a esa semana. Y un pequeño grupo, tan sólo un 6%, considera que desarrollan lo que llaman vocación, pasión, lo que nos gusta. Ni siquiera lo llamaríamos trabajo sino hobbie remunerado. ¡Un lujo, vaya!

Pero ¿por qué seguimos pensando que eso esta reservado a unos pocos y nosotros no somos lo suficiente pretenciosos como para desearlo y conseguirlo?

Vuelve a ser una cuestión de actitud y de amor propio. ¿De verdad vas a quedarte toda la vida laboral que te queda en un trabajo que detestas y que te roba las tardes de los domingos? ¿En serio que, cada mañana, durante los restantes años quieres levantarte con esas pocas ganas de activarte?

Lo que falta en estas ocasiones es valor. Valor para empezar, primero, a pensar que es lo que te gustaría hacer cada día durante cada semana, de cada mes, de cada año. Año tras año. Y, segundo, cómo vas a poder llegar a ese punto sin que tu economía y tu relativa estabilidad queden mermadas.

Y actitud. También ayudaría que tu actitud fuera más proactiva al cambio.

Además, hay que tener MUY en cuenta que el día no se acaba al salir del trabajo. Aún nos quedan ese par de horas diarias que, bien aprovechadas, dan para mucho más.

Willy Noni

 

Si ya estás alineado con tu verdadera vocación, si eres uno de ese 6% eres una persona afortunada. ¡Yo lo soy! Aunque eso no quiere decir que ya lo tengamos todo hecho. Que aquí me quedo y aquí me siento. Y que todas las semanas van a ser increíbles y nos lo vamos a pasar como si de ese hobbies se tratara. ¡Seguro que no! Hay que seguir picoteando, creciendo, formándose y divirtiéndose en eso que los demás llaman trabajo.

¡Feliz lunes y buenas semanas restantes!

‘Quizá la actitud más importante para sembrar la buena suerte es tener un fuerte sentido de la perseverancia.’ Ken Robinson en El Elemento.

Gordon Parks

Gordon Parks

Es curiosa la percepción de la suerte que la gente tiene, que uno mismo tiene. En rasgos generales y de forma algo superficial parece que todo emane del caos y que en ese caos a mi me sucedan cosas sin que yo lo haya previsto ni buscado. Si son cosas para mi provechosas decimos que hemos tenido buena suerte. Si no era lo que queríamos conseguir y no tiene nada que ver con nuestros planes, afirmamos lo contrario,  que hemos tenido mala suerte, y solemos añadir otra vez será. Es decir, estamos dispuestos a volver a formar parte de ese caos que es la suerte, sin más.

Richard Wiseman llevó a cabo un estudio con cuatrocientas personas excepcionalmente ‘afortunadas’ y ‘desgraciadas’. Observó que aquellas que consideraban que tenían buena suerte eran propensas a tener actitudes y comportamientos parecidos. El grupo que se consideraba ‘desgraciado’ tendía a mostrar rasgos opuestos.

A partir de este estudio, Wiseman definió un perfil común para aquellas personas ‘afortunadas’. Estableció cuatro principios comunes:

Primero, estas personas tienden a maximizar las oportunidades cuando surgen. Crean, se fijan y actúan.

Segundo, suelen ser muy efectivas escuchando a su intuición.

Tercero, estas personas esperan ser afortunadas, previenen resultados positivos en sus trabajos u/o objetivos.

Cuarto y último, su actitud convierte la mala suerte en buena suerte. No permiten que la mala suerte mande sobre sus actos, sino que se sobreponen a ella, cogiendo las riendas y haciéndose responsable de sus actos.

Gordon Parks

Gordon Parks

Cambiando el ángulo desde el que justificas tus avances o tus no-logros, cambias tus resultados. Es una cuestión de actitud, de positivismo, de perseverancia y de responsabilidad. Y creo que es una postura que contagia a los que te rodean.

Resultado: win/win. Ganas tú y ganan los demás.

 

‘Nuestros límites mentales suelen obstaculizar nuestra capacidad para percibir OPORTUNIDADES, SOLUCIONES o ALTERNATIVAS.’ Esta afirmación esta extraída del libro de Borja Vilaseca ‘¿Qué harías si no tuvieras miedo?’.

Y creo en ella a pies juntillas. Mentalmente estamos limitados. Nos hemos limitado. Nos han limitado. A unos menos, a otros más, pero todos y cada uno de nosotros tenemos marcados unas líneas imaginarias, unas fronteras, márgenes, marcos. Nos movemos cómodamente dentro de ellos, pero cuando nos aproximamos o pensamos en traspasarlos nos inquietamos. Sentimos inseguridad,  miedo. La adrenalina se activa. No nos quedamos impasibles cuando decidimos ‘saltar al vacío’ y pasar esa linea que nos tiene sujetos a la tranquilidad y la comodidad. A la rutina. A lo que sé hacer y domino. A todo aquello que controlo.

Si en la adolescencia nos hubieran sentado y nos hubieran cuestionado todo aquello que queríamos para nuestro futuro, si nos hubieran propuesto mover alguna de esas lineas de confort… ¡otro gallo cantaría hoy!

Sebastiao Salgado

Sebastiao Salgado

Y me refiero a preguntas tan simples como complicadas. Cuestiones tales como:

– ¿Quién soy?

– ¿Qué necesito para ser feliz?

– ¿Qué me apasiona?

– ¿Qué detesto?

– ¿Cuáles son mis fortalezas? ¿En qué soy bueno?

– ¿Y mis debilidades? ¿Todo aquello que podría trabajar y mejorar?

– ¿Cómo quiero vivir el resto de mi vida?

-¿Qué valoras de las personas? ¿Y de ti?

Nadie nos cuestionó demasiado y no nos dimos cuenta de ello. Y ahora no es tarde para ello, pero tenemos un marco mayor, unas líneas más gruesas…aunque franqueables, pero gruesas y algo más rígidas.

Sólo os propongo que, en el momento que os planteéis dar un paso cerca de ellas, os déis el placer de experimentar el acercamiento y el salto, si es necesario. Todo ello si el motivo es seguir a vuestro YO interior. Si es por ser más felices y más coherentes con lo que pensáis y queréis.

 

 

 

Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás.Erik Fromm

Al leer esta frase días atrás vinieron a mi cabeza 3 personas muy cercanas a las que sé que les diría lo mismo: Nunca vas a conseguir ser feliz, pues nada te provoca una nimia sensación de acercamiento a ella o Es tan efímera para ti la felicidad que te olvidas haberla sentido y/o vivido alguna vez. Esto es lo que me apetecería decirles sin más, pues es lo que percibo cuando me explican sus vidas. Y, sin muy bien saber porqué, me despego de ellos. Y les quiero pero les evito en ocasiones. Su manera de vivir me apaga, no me emociona ni me aporta.

Foto: Esther Alegret

Foto: Esther Alegret

Y a raíz de esta frase me planteo la difícil tarea de enseñar a los que llevan poco por aquí, a los niños/as. A ellos, que aún no se plantean si son felices o no. Personitas que aún no tienen mucho de adquirido ni de enquistado ni de asumido. Y pienso en lo fácil que puede llegar a ser como adulto enquistado reaprender a vivir la felicidad enseñando a sentirla.

Y es más simple de lo que parece y nos han hecho creer. No debería ser un objetivo a conseguir, sino una manera de vivir los fracasos, las frustraciones, los desajustes imprevistos en nuestros cuadrados planes semanales, las ganas de agradecer a los de alrededor lo que nos aportan y nos cuidan, saberse amado y dar amor, tocar, abrazar, verbalizar, admirar. No es más que AGRADECER y sentir que la felicidad la tienes intrínseca en tu desayuno en familia, en tus lecturas en solitario o en tu trabajo. Y, por supuesto, no quiere decir que debas estar todo el día eufórico, agradeciendo a diestro y siniestro todo y nada. Sino ser consciente que todo te aporta. Y lo que no, debes saber desecharlo. Y anda, no te sientes demasiado. Anda y avanza. Mejora y fortalece tu vida con las cosas que te hacen sentir bien. Y no sientas que debas justificarte a nadie ni a nada. Hazlo porque te sientes bien. Te sientes FELIZ.

 

“Nicholas, el equipo funciona, así que, si te tranquilizas, podrás respirar”.

Al leer esta Contra de La Vanguardia me ví reflejada en alguna situación vivida. Momentos puntuales en los que me he quedado bloqueada y no he podido finalizar una tarea que, de sobras, sabía que podía hacer y que sabía hacer muy bien.

Y esto sé que no me pasa a mi únicamente. A todos nos ha pasado alguna vez no controlar nuestros actos por un motivo similar o no conseguir aquello que en un inicio nos habíamos planteado. Sencillamente, es resultado de dos aspectos:

1. No estamos educados a mandar sobre nuestro cerebro y, en consecuencia, sobre nuestros pensamientos. 

2. Y cuando lo hacemos, no suelen ser órdenes claras. 

Esto nos lleva a tener, por una parte, resultados erróneos. Y, por otro lado, a estar a merced de las emociones y sus efectos sobre nuestro comportamiento.

Terapia cognitivo-conductual en la Universidad de Manchester

Terapia cognitivo-conductual en la Universidad de Manchester

Es muy sencillo cambiar esta manera de funcionar. Empieza por decirte cada día algo positivo. Y, como dice Nicholas Tarrier: ‘Es una sencilla técnica que todos podemos ejercitar para poner nuestro cerebro a trabajar para nuestro bienestar.

Os dejo la entrevista a Nicholas Tarrier. Algo te hará cambiar la manera de funcionar.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120913/54350265869/la-contra-nicholas-tarrier.html

Equilibrio. Sensación de tener la balanza de tus cosas, de tus rincones, de tus pequeños submundos equilibrada. De saber que lo que hago, cómo vivo, lo que tengo, mis futuros pasos…son en base a mis creencias, a mi forma de pensar y desear. Son fruto de mis sueños. No tiene que importarte lo que piensen los demás, ni si les gusta lo que haces, ni si entienden para qué lo haces. Al que le interese ya se acercará a preguntar y, aún así, no siempre se irá habiendo entendido el fin. Y, sinceramente, no es la idea hacer entender al mundo el porqué de tus decisiones. Tu intención última debe ser que el siguiente paso te acerque al objetivo final. Que el paso tenga sentido en sí mismo y no sea un paso gratuito, en vano, por pasar el rato dándolos sin rumbo.

Y caminar por esa cuerda y mantener el equilibrio no es fácil aunque tampoco es difícil. Simplemente hay que ser constante, persistente y estar atento. Atento a a tres cosas:

1. Atento a lo que te encanta. Saber en qué pasas el rato y lo disfrutas. Y echarías horas y horas en ello y no te cansarías de hacerlo. Y la gente te dice que cómo puedes pasar tantas horas en ello y tu respuesta es siempre la misma me encanta, lo disfruto. 

2. Atento a lo que quieres. Es, simplemente, una cuestión de actitud en la perspectiva sobre uno mismo y las circunstancias. Y saber que las cosas que nos pasan no son fruto del factor suerte sino resultado de tus decisiones.

3. Y muy atento a encontrar dónde está. A menudo está dónde estén aquellas personas que compartan tus mismas aptitudes. Hay que ser, por ello, un buen observador, escuchar atento, para encontrarlos. Entrar en ese grupo y empezar a desarrollarte y acercarte al equilibrio.

 Adrian Capusan, Rumanía Categoría abierta del Concurso Mundial de Fotografía de Sony 2015 (2015 Sony World Photography Awards)

Adrian Capusan, Rumanía
Categoría abierta del Concurso Mundial de Fotografía de Sony 2015 (2015 Sony World Photography Awards)

Puede que ya te sientas en equilibrio y que hayas confirmado lo que estás leyendo en estas lineas. ¡¡Me alegro!! Yo aun estoy dando pasitos. ¡A ver dónde llego!