Compromiso. Encierra, esta palabra, multitud de matices. No entraré en todos ellos, sino en el que a mi me atañe. El compromiso que nos demostramos nosotros mismos. Cuando nos comprometemos a llevar a cabo algo y fácilmente nos deshacemos de su valor. Pequeños compromisos con uno mismo y, muchas otras veces, con los demás.

Nos comprometemos a leer, a comer mejor. Nos comprometemos a formarnos más, a quejarnos menos. Nos comprometemos a ser positivos, a no criticar tanto. En ocasiones nos comprometemos a tirar adelante listados interminables que en su día se escribieron con toda la motivación existente y, en breve, dejamos abandonados en un cajón. ¡Somos desertores natos!

Traición. Nos traicionamos. Constantemente nos olvidamos de nosotros. Nos dejamos. Nos difuminamos. Y todo aquel compromiso puesto en objetivos escritos con interés, a la mínima piedra o dificultad los abandonamos. Nos abandonamos.

Verbalmente deseamos mucho. Diariamente nos traicionamos más.

Parece que ese péndulo es inevitable, ¿verdad?. Parece que con la palabra ‘compromiso’ deba ir de la mano la palabra ‘traición’. Parece que estemos prediciendo un futuro más próximo o más lejano. Sistemáticamente actuamos así. Y pasa un tiempo y volvemos a recuperar esa lista. Nos volvemos a activar motivados. ‘¡Esta vez sí!’ nos decimos convencidos. 

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El compromiso se educa desde bien pequeños, con mensajes tan simples como: si has empezado dicha tarea, debes acabarla. Si has prometido recoger tus cosas al acabar de usarlas, debes recogerlas. Tocar un instrumento educa los sentidos, pero también te compromete a realizar una actividad con cierto éxito. Realizar deportes individuales o de equipo. Implicarte en proyectos desde el colegio. De esta forma no solo cumples con lo que te has comprometido a hacer sino que ganas en seguridad y capacidad de decisión. Y con el tiempo los pequeños compromisos se hacen mayores. Las responsabilidades crecen y, de alguna forma, aprendes a no traicionarte.

Me estoy leyendo un libro sobre el talento y la inteligencia. En un punto del libro hace hincapié en cómo los hábitos adquiridos a base de repetir acciones nos pueden llegar a facilitar la vida. Un hábito, como bien sabemos, es una acción que la llevamos a cabo de forma prácticamente autónoma, mecánica. Requiere un esfuerzo mínimo. Si tienes el hábito de comer sano, no será un gran hito hacer dieta para ti. Si tienes el hábito de leer diariamente, no necesitarás grandes esfuerzos para ponerte a ello. Pues a eso me refiero. Si para ti ya es un habitual cumplir con tus compromisos, no será necesario consumir demasiada energía para llevar a cabo los objetivos propuestos. Y, por ende, dejarás de traicionarte.

 

 

 

 

 

Hemos desempolvado un concepto siempre usado, aunque con sus tiempos de gloria y de penurias. Es una moda o una manera de ser, pero el Efecto Pigmalión no se inventó ayer. No es una técnica novedosa ni un reciente estudio de universidades gloriosas. Es una manera de hacer y actuar de unos cuantos, que a muchos otros les iría bien tomar nota de los básicos del mismo.

Quien más quien menos conoce el concepto. Y algunos hasta hemos tenido el placer de ver los resultados geniales al aplicarlo.

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Para quien no tenga una idea clara, tal efecto trata de utilizar el puro y basto sentido común. Y es tal la obviedad de su uso y lo real de sus resultados que merece incorporarlo en uno mismo.

Consiste en creer en otro. Hacer saber que la persona que tienes ante ti es capaz de conseguir su reto. El cumplimiento de una perspectiva deseada. Solo con la mera idea de creerlo y transmitírselo, hace más alcanzable y real el objetivo propuesto. Y, claro está, hay que verbalizarlo con fuerza, interés y confianza para que la persona a quien se dice lo crea y lo asuma. Y el mensaje debe decir también un ‘No pasa nada si, aun intentándolo, no llegas a conseguirlo. Porqué es ya muy heroico tratar de llegar. Es de valientes. ¡Eres valiente!’

Aunque subrayo que nada tiene que ver el Efecto Pigmalión con la idea de querer que el otro cumpla expectativas. Es un error muy común pensar en esta línea. Se trata de dar alas a los deseos e inquietudes de otra persona que le falta ese empujón para llegar. Creer en él. Dar confianza. Dar acompañamiento. Transmitir valor y fuerza. Ofrecer la mano y estirar para dar inercia al movimiento. Aportar seguridad y minimizar los miedos que le privan a avanzar. 

 

la_ola_critica1 ‘Die Welle’ o como lo conocemos nosotros, ‘La Ola’ se trata de un experimento social que llevó a cabo en 1967 un profesor de un instituto de EEUU, con el fin de dar a conocer la AUTOCRACIA y todo lo que ella comporta. De lo que no era consciente era de la grave repercusión que tendrían sus palabras y sus actitudes alentadoras hacia el mismo. En poco tiempo se forjó un grupo muy cohesionado y violento de adolescentes que, bajo una misma ideología y un mismo lema, desarrollaban actitudes antes impensables. Este experimento, finalmente, se le escapa de las manos, convirtiendo en poco tiempo en un grupo con actitudes propias de una dictadura. Acaba en tragedia.

Sin entrar a críticar el experimento en sí, de él destacaría un par de hechos que, desde una perspectiva humana y educativa, creo importante destacar:

Primero. Como profesores somos líderes de un grupo. Destaco la importancia de nuestras acciones y decisiones. Nuestra responsabilidad ética en el hacer y en el hablar u opinar.

Segundo. Jugamos con ventaja. La influencia que ejercemos sobre ellos se puede utilizar y transformar de forma positiva en alentar y motivar las acciones de los chicos. Siendo su apoyo y ejemplo.

Tercero. La necesidad de los humanos a sentirnos parte de un grupo social. Sentir que somos valorados y reconocidos por los iguales. En este sentido, nosotros tenemos la obligación de educar en los valores de la solidaridad, el compañerismo, la diversidad, el respeto, la libertad de expresión, etc.

Cuarto. Alimentar mentes críticas. Hacer que vean las ventajas de la no-violencia tanto física como verbal, como recurso fácil para la resolución de conflictos. Alimentar, como decía, la autoestima y la visión positiva de uno mismo para conseguir objetivos ‘ecológicos’, para avanzar sin pisar al compañero/a.

Os dejo la película por si os he despertado curiosidad y la queréis ver. 100% recomendable.

https://www.youtube.com/watch?v=aC-AGLXHpog