Sé tu espejo

Hemos sido capaces de descubrir un continente nuevo, pero no somos capaces de descubrirnos como personas. Estamos más pendientes de lo que pasa fuera y olvidamos escucharnos a nosotros mismos.

Verdad es todo pensamiento que deja paz y armonía en nuestra mente y todo acto que deja paz y armonía en nuestro corazón. Gerardo Schmedling

Crecemos con la constante idea de agradar a los demás, de hacer y decir lo que les gustaría oír. Desde el colegio buscamos la aprobación del profesor, de él depende nuestra valía. Si nos tenía en estima, el grupo te tenía en estima. Nos gustaba impresionar y nos sigue gustando. La aceptación social tiene esos matices, querer formar parte de un grupo que consideras el tuyo. Decepcionar a ese grupo no gusta, ¿verdad?. ¡Ser rechazado, pensar que molestas para otros no es plato de buen gusto! Aunque no es extraño que actuemos así, que seamos algo falsos y mentirosos con nosotros mismos y con los demás, que seamos hedonistas sociales, que nos adulen y nos mezan. Gusta a los oídos que hablen bien de ti, que digan los logros y las buenas acciones que hemos hecho. Pero, ¿dónde queda lo que en realidad quieres TU? ¿Dónde te quedas TU? 

Debe existir un equilibrio. Vivir excesivamente pendientes de lo de fuera anula nuestra capacidad de decisión. Nuestra linea de pensamiento se tuerce y empezamos a perder coherencia en nuestros actos. Como resultado, dejamos olvidados nuestros valores, base indiscutible de equilibrio. Vivimos en base a los valores de otros. Y empezamos a tener la sensación de que las cosas las hago sin una intención clara, sin un objetivo que nos llene, sin sentido. Y esto se convierte en una peligrosa espiral.

Reconducir esta manera de funcionar no es fácil, por varias razones:

  1. Porqué empezarás a ‘decepcionar’ a los demás. Oirás frases como ‘no esperaba que hicieras esto’ ‘no es propio de ti’ ‘creo que no estás actuando correctamente’.
  2. Porqué aprenderás a escucharte y decidir por ti mismo, sin ser motivado por externos. ¡Y eso cuesta horrores! recuerda que NUNCA lo has hecho.
  3. Porqué vas a escuchar de tu interior cosas que no te van a gustar y que deberás mejorar y/o cambiar. La imagen que has vendido hasta ahora no era real, era una farsa creada por ti para agradar
  4. Porqué vas a sentirte frágil e inseguro a la hora de decidir. Vas a actuar en contra de lo que harían aquellos a los que impresionabas.
  5. Porqué practicarás la humildad.

¡Pero también ganas!

  1. Ganas en coherencia. Tus actos tienen sentido pleno y por ende tus resultados son cualitativamente mayores. Trabajas para ti no para otros.
  2. Ganas en tranquilidad interior, en paz.
  3. Ganas en seguridad personal. Has conseguido conocerte y quererte en aspectos que antes siempre menospreciabas y escondías a ojos de los demás.
  4. Tus relaciones van a ser de calidad, más puras y menos interesadas.

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Puedes empezar por

  1. Detectar aquellas situaciones o decisiones que tomas que te chirrían, que no te convencen. Pregúntate porqué y averigua si esa decisión es la que tomarías o la tomas influenciado por otra persona. Qué valor le das a esa decisión y qué ganas tu con lo que conseguirás si la llevas a cabo. Es un ejercicio muy básico pero no solemos llevarlo a cabo… ¡NUNCA!
  2. Defínete como tu te ves y te sientes. Es un ejercicio de humildad muy serio. Al principio te definirás como los demás te ven y te definen. Rechaza esas opiniones y vuelve a empezar. Sé tú tu propio reflejo en el espejo y no otro.

 

 

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