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Queridos Reyes Magos,

este año voy a pedir lo mismo que el año pasado y que el anterior. Que todo continúe como está, que siga viviendo tan bien como vivo, que la gente que quiero siga igual de sana y que tenga cerca personas que me quieran, como siempre las he tenido.

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Os pido felicidad como la que he disfrutado siempre. Os pido que siga sabiendo agradecer las cosas buenas que el día me regala y que las más pequeñas me parezcan enormes. Porque se dice por ahí que la gratitud reporta bienestar físico y emocional. Y si no lo crees, ¡pruébalo!. Que me ría de mi misma cada vez más. Que cada minuto me importe menos las vidas ajenas. Que opine menos de lo que no sé. Que pregunte y pregunte. Que toque y abrace más de lo que lo hago. Que sepa decir ‘no tengo ni idea’ con ese punto de curiosidad y que no me sienta rara por ello. Que continúe encontrando soluciones a los retos y que no me ahogue en un vaso de agua. Que sepa pedir ayuda y que ayude más que pida. Que mime. Que sea más generosa, menos egoísta. Que mi epicentro sea la vida del de al lado y que de él sea el mío.

https://www.youtube.com/watch?v=aRClKfkrAzM

Os pido todo esto que no pesa. Y, sobretodo, que a otros también se lo podáis llevar.

Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás.Erik Fromm

Al leer esta frase días atrás vinieron a mi cabeza 3 personas muy cercanas a las que sé que les diría lo mismo: Nunca vas a conseguir ser feliz, pues nada te provoca una nimia sensación de acercamiento a ella o Es tan efímera para ti la felicidad que te olvidas haberla sentido y/o vivido alguna vez. Esto es lo que me apetecería decirles sin más, pues es lo que percibo cuando me explican sus vidas. Y, sin muy bien saber porqué, me despego de ellos. Y les quiero pero les evito en ocasiones. Su manera de vivir me apaga, no me emociona ni me aporta.

Foto: Esther Alegret

Foto: Esther Alegret

Y a raíz de esta frase me planteo la difícil tarea de enseñar a los que llevan poco por aquí, a los niños/as. A ellos, que aún no se plantean si son felices o no. Personitas que aún no tienen mucho de adquirido ni de enquistado ni de asumido. Y pienso en lo fácil que puede llegar a ser como adulto enquistado reaprender a vivir la felicidad enseñando a sentirla.

Y es más simple de lo que parece y nos han hecho creer. No debería ser un objetivo a conseguir, sino una manera de vivir los fracasos, las frustraciones, los desajustes imprevistos en nuestros cuadrados planes semanales, las ganas de agradecer a los de alrededor lo que nos aportan y nos cuidan, saberse amado y dar amor, tocar, abrazar, verbalizar, admirar. No es más que AGRADECER y sentir que la felicidad la tienes intrínseca en tu desayuno en familia, en tus lecturas en solitario o en tu trabajo. Y, por supuesto, no quiere decir que debas estar todo el día eufórico, agradeciendo a diestro y siniestro todo y nada. Sino ser consciente que todo te aporta. Y lo que no, debes saber desecharlo. Y anda, no te sientes demasiado. Anda y avanza. Mejora y fortalece tu vida con las cosas que te hacen sentir bien. Y no sientas que debas justificarte a nadie ni a nada. Hazlo porque te sientes bien. Te sientes FELIZ.

 

¿Te consideras una persona feliz? ¿Puedes alardear de vivir las cosas así? ¿Sabes qué te hace sentir feliz? ¿Y quién?. Si es así, seguro que buscas rodearte de personas felices, pero felices de actitud no de palabra. Si nada de lo que he dicho tiene que ver contigo sigue leyendo, puede que llegues a conclusiones que mejoren tu vida.

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¿Reconoces aquello que te priva de ser feliz? Se justifica, muy a menudo, la falta de felicidad por todo aquello que no tenemos, por lo que podemos haber perdido con los años o no hemos conseguido. Y no me refiero únicamente a aspectos materiales. Perder a un familiar, amigo, romper una relación puede sumirnos en un estado de tristeza. Pero no confundamos, no de infelicidad.  He vivido ambas situaciones (seguro que como muchos de vosotros) y puedo corroborar lo escrito. Perder a alguien cercano es doloroso y necesitamos pasar por ese duelo para, al salir de él, estemos con más fuerzas para continuar. Dejar una relación en la que has puesto mucha ilusión, en la que has empezado a compartir tu vida, tus secretos y durante la que construyes junto a otra persona, tampoco es fácil. ¡Claro que no es fácil! Y nadie dijo que lo fuera, ¿verdad? Pero no es impedimento para dejar de creerse merecedor de vivir y sentirse feliz. Como dijo un profesor que tuve ‘Somos adictos a las emociones’. ¡Cuánta razón!

La felicidad no es un próposito final de vida  sino la esencia de la persona.

Se es porqué se vive. Y se vive si uno mismo quiere. No hay más secreto que quererlo. Y una persona feliz así lo hace. En el momento que decides cambiar el chip y empezar a merecerte la felicidad cada día, lo serás. Y podrás decirlo y gritarlo…..¡SOY FELIZ!

Y si no recordad algún momento de felicidad y preguntaros ¿qué fue lo que os hizo sentir felices? Dicen que hace 50 años teníamos tres veces menos cosas que hoy en día pero que éramos igual de felices. A veces menos es más.

He encontrado un video de Graham Hill, un hombre que tiene una manera sencilla de ver la felicidad y me ha gustado. Os recomiendo que echéis un vistazo a su proyecto al que llama life edited en www.lifeedited.com